- La necesidad lo hace todo.
- El apresuramiento es padre del fracaso.
- El verdadero mérito es siempre modesto.
- Una buena reputación es un segundo patrimonio.
- La conquista de sí mismo es la mayor de las victorias.
- El verdadero bien se halla únicamente en la tranquilidad de la conciencia.
- Hay enfermedades del alma mas perniciosas que las del cuerpo.
- La fidelidad tiene un corazón tranquilo.
- La brevedad es el alma del ingenio.
- El agradecido mira siempre grande el favor que recibió.
- La sinceridad es abrir el corazón.
- La moral es la ciencia por excelencia; es el arte de vivir bien y de ser dichoso.
- El miedo hace a los hombres creer lo peor.
- Lo que importa es tener mérito, no tenerlo recompensado por los hombres.
- La modestia es el complemento de la sabiduría.
- El ocio es la pérdida del salario.
- El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría.
- La verdadera grandeza, no necesita la humillación del resto.
- Hace falta más valor para sufrir que para morir.
- El envidioso puede morir, pero la envidia nunca.
- La envidia: el más mezquino de los vicios, se arrastra por el suelo como serpiente.
- El mal no es lo que entra en la boca del hombre, sino lo que sale de ella.
- No basta vivir y dejar vivir. Vivir y ayudar a vivir es mucho mejor.
- Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra.
- No puede existir bondad alguna donde no haya conocimiento de ella.
- Ten misericordia, si quieres obtener perdón.
- Bienaventurado el que con sus cosas se conforma.
- Tan grande como la turba de los admiradores es la turba de los envidiosos.
- Una esperanza reaviva otra esperanza; una ambición, otra ambición.
- No hay árbol recio ni consistente sino aquel que el viento azota con frecuencia.