- No sabe hablar quien no sabe callar.
- Si no se vive para los demás, la vida carece de sentido.
- Lo terrible es no poder volverse atrás.
- El miedo puede pero no debe guiar al arrepentimiento.
- Con discreción se puede hacer todo; sin discreción todo está mal.
- Tener la conciencia limpia es síntoma de mala memoria.
- Quien no calla el hecho, tampoco callará su autor.
- La obediencia es la más recomendable virtud para cuando no se puede mandar.
- Palabras sin defectos nunca llegarán a los oídos de Dios.
- El orgullo es complemento de la ignorancia.
- Del pecado lo peor es la perseverancia.
- Hemos de proceder de tal manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos.
- Es por la modestia por donde suele dar principio el bienestar.
- Ambiciona honor, no honores.
- Tiempo y paciencia hacen más que fuerza y violencia.
- La ignorancia es una desgracia voluntaria.
- El peor enemigo de lo bueno es lo perfecto.
- Mal obedecen los labios cuando murmura el corazón.
- Nada lastima más los laureles que dormirse en ellos.
- Los hechos son como los sacos; si están vacíos no pueden tenerse en pie.
- No he deseado nada por esperarlo todo.
- Cada mente, para poder persistir, habrá de tener un cierto mínimo de egoísmo.
- Tenía la conciencia limpia; no la usaba nunca.
- Tened el valor de equivocaros.
- Prudencia es saber distinguir las cosas deseables de las que conviene evitar.
- No hay sobre la tierra placer que iguale al placer de labrar la dicha ajena.
- El resentimiento es como tomar veneno y esperar a que la otra persona muera.
- Un corazón grande se llena con poco.
- Cuando reconozco a un hermano en mi prójimo sólo entonces soy hombre.
- Nada vale quien nada ama.