- Aunque pudiera hacerme temible, preferiria hacerme amable.
- Hablamos muy poco, excepto cuando la vanidad nos hace hablar.
- Es locura manifiesta vivir precariamente para poder morir rico.
- Las maldiciones no van nunca mas alla de los labios que las profieren.
- La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces.
- De todos es errar; sólo del necio perseverar en el error.
- No hacer el bien es un mal muy grande.
- Los pecados escriben la historia, el bien es silencioso.
- Los esfuerzos, cuando se suman, se multiplican.
- La recompensa de una buena acción es haberla hecho.
- El egoista encuentra un placer malsano en turbar la alegria de los demás.
- No fracasa en este mundo quien le haga a otro mas llevadera su carga.
- ¿Qué es la avaricia? Un continuo vivir en la pobreza por temor a ser pobre.
- No es necesario hacer el bien. Sólo se trata de no hacer el mal.
- A los puros todas las cosas les parecen puras.
- La máxima virtud de un príncipe es conocer a los suyos.
- Ningún error es peor que aquel que aún no cometimos.
- No existe pasión más poderosa que la pasión de la pereza.
- El virtuoso se conforma con soñar lo que el pecador realiza en la vida.
- Aunque a todos les está permitido pensar, muchos se lo ahorra.
- La amabilidad es la forma más segura del desdén.
- Muchos no creen en nada, pero temen a todo.
- La altivez es útil, todo hombre debe ser altivo.
- El amor propio es el peor de los aduladores.
- La adulación en un amigo verdadero es una cosa monstruosa.
- Nada que se consiga sin pena y sin trabajo es verdaderamente valioso.
- Mas vale vergüenza en cara que mancilla en el corazón.
- El miedo está siempre dispuesto a ver las cosas peores de lo que son.
- Nada hay tan útil como el arrepentimiento.
- La vanidad es el amor propio al descubierto.