- Solo el que vive en la opulencia reniega de ella.
- Nuestra envidia dura siempre mas que la dicha de aquellos que envidiamos.
- Los peores embusteros son los propios temores.
- Lo sabe todo... Absolutamente todo. Figúrense lo tonto que será.
- Con audacia se puede intentar todo; mas no se puede conseguir todo.
- De virtud hay una especie, de maldad, muchas.
- La envidia es el gusano roedor del mérito y de la gloria.
- La coquetería es la conquista del espíritu por los sentidos.
- Tiene algo que ocultar aquel que se toma a mal las críticar.
- Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones.
- El pudor tiene la desventaja de que habitúa a mentir.
- La estupidez insiste siempre.
- La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad.
- Un hombre de noble corazón irá muy lejos, guiado por la palabra gentil de una mujer.
- Una respuesta blanda, quiebra la ira; una contestacion dura excita el furor.
- Es preferible fiarse del hombre equivocado a menudo, que de quien no duda nunca.
- Honra quien pide: Es que cree en la virtud de quien da.
- El mundo necesita un diluvio de caridad.
- El único deber es el deber de divertirse terriblemente.
- La duda es uno de los nombres de la inteligencia.
- Todo se consigue con el trabajo, hasta la virtud.
- ¡Arriba, haragán!. ¡No desperdicies la vida!. Ya dormirás bastante en la sepultura.
- Tanto en el científico como en el poeta, hay que honrar el desinterés del pensamiento.
- Existen personas honradas, pero no es muy seguro.
- No obliga tanto la dádiva cuanto el modo de hacerla.
- Cuando lo superficial me cansa, me cansa tanto, que para descansar necesito un abismo.
- La gratitud es virtud, mas de los desgraciados que de los afortunados.
- La fama de algunos coetaneos tiene mucho que ver con la tontería de sus admiradores.
- La cólera da ingenio a los hombres apagados, pero los deja en la pobreza.
- Es curioso lo lejana que resulta una desgracia cuando no nos atañe personalmente.