- En las fiestas no te sientes jamás; puede sentarse a tu lado alguien que no te guste.
- Hay tiempo para hablar y tiempo para callar.
- No hay tiempo que no se acabe ni tiento que no se corte.
- El que lucha contra nosotros nos refuerza los nervios y perfecciona nuestra habilidad.
- El cuerpo humano no es mas que apariencia, y esconde nuestra realidad.
- El bruto se cubre, el rico se adorna, el fatuo se disfraza, el elegante se viste.
- El humor es la cara civilizada de la desesperación.
- El gusto está hecho de mil repulsiones.
- Nunca la naturaleza dice una cosa y la sabiduría otra.
- La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha.
- El tacto consiste en saber hasta donde se puede llegar demasiado lejos.
- Pensar es mas interesante que saber, pero menos interesante que mirar.
- Leemos mal el mundo, y decimos luego que nos engaña.
- ¿Por qué, cuanto más retrasados estamos dura más la luz roja del semáforo?.
- Hablar sin pensar es como disparar sin apuntar.
- La imaginación exagera; la razón subestima; el sentido común modera.
- Algunas personas nunca aprenden nada, porque todo lo comprenden demasiado pronto.
- Las ideas no son responsables de lo que los hombres hacen de ellas.
- La manera de hacer es ser.
- Genio: El que es capaz de ver la idea en el fenómeno.
- Toda palabra dicha o escrita es lenguaje muerto.
- Quien habla de cosas que no le atañen, escucha lo que no le gusta.
- Invertir en conocimientos produce siempre los mejores intereses.
- No hay nada mas activo que un rumor ocioso.
- El que no encuentra un biógrafo ha de forjarse la vida el mismo.
- La superstición trae mala suerte.
- Es fácil reconocer si el hombre tiene gusto: la alfombra debe combinar con las cejas.
- Sólo una persona mediocre está siempre en su mejor momento.
- Al inteligente se le puede convencer; al tonto, persuadir.
- En ocasiones cuenta más el caracter de la persona que sus conocimientos.